El prosecco, el vino espumante italiano más conocido, conquistó con su frescura y delicadeza no solo las mesas de Italia sino las de todo el mundo y corre el riesgo de morir de éxito por no poder responder a la creciente demanda de botellas.
Los habitantes del Veneto -región septentrional de la que procede el prosecco- beben el vino espumoso desde hace centenares de años para acompañar todo tipo de menús y a casi cualquier hora del día.
Pero el prosecco traspasó fronteras y conquistó a los países anglosajones, en concreto Reino Unido y Estados Unidos, los responsables de que se haya disparado el consumo del vino, atraídos por su suave gusto y sus precios económicos.
Así lo dijo a EFE el presidente de la empresa vinícola Bottega, Sandro Bottega, quien afirmó que su compañía "está agotando la producción y a punto de terminar las reservas", algo que, según añadió, "todos los productores están sufriendo".
"Nos falta prosecco. Sí, definitivamente. Lo puedo confirmar", sentenció Bottega, quien calificó la situación como "una suerte y una desgracia al mismo tiempo".
"Es una suerte porque se aprecia y valora la producción de nuestro vino y el prosecco triunfa en todo el mundo, pero es una desgracia porque no conseguimos satisfacer a todos nuestros clientes", aclaró el empresario.
Achacó la problemática a un fuerte aumento de la demanda, sobre todo en Reino Unido -donde las exportaciones en número de botellas crecieron en un año más de un 67%- y en Estados Unidos, donde el aumento fue de casi el 30%.
El empresario celebró que el espumoso "se haya convertido en un producto conocido por todos, símbolo de la enología italiana y se alce como el primer espumoso del mundo en número de botellas" pero abogó por restringir las exportaciones y hacerlo a mayores precios, para "limitar el mercado inglés y estadounidense".
"Deberíamos conseguir que no consuman el prosecco como si fuese Coca Cola", opinó Bottega, quien comentó que los precios a los que se exporta al extranjero son demasiado bajos.
"El motivo por el que gusta tanto es seguramente porque responde perfectamente a los cánones que necesitamos en nuestra cocina y en nuestra dieta mediterránea", añadió Bottega, sobre todo "por su perfume de fruta y de flores".
Ya la Antigua Roma apreciaba este aroma de las uvas cultivadas en la localidad de Prosecco nacidas en el viñedo de Glera, del que obtenían el vino "Puccino", el antepasado más remoto del espumoso.
Fue en el siglo XVIII cuando los avances técnicos permitieron crear la "spumantizzazione" que consigue la textura espumosa del prosecco, tan apreciado hoy y que continúa utilizando como secreto de su éxito el mismo tipo de uva blanca con tintes dorados.
A pesar de asegurar "no tener problemas para hacer frente a la creciente demanda", el presidente de la empresa Bisol, Gianluca Bisol, habló de un aumento de la demanda del 20 % en los últimos seis meses en su empresa y abogó por conceder "más autorizaciones" para cultivar mas en la zona delimitada del prosecco.
"Hay una señal fortísima de demanda mundial de prosecco que exige más viñedos. Ya muchas empresas han comenzado, nosotros también, a hacer frente a una de las demandas más elevadas en la historia del vino", apuntó.
Es la región de Veneto la originaria del distintivo de Denominación de Origen Controlada (DOC) del que el prosecco goza desde 2009 y en la única que tiene esta denominación.
En sus provincias de Treviso, Venecia, Vicenza, Padua y Belluno, más de 8.000 empresas vinícolas producen los 200 millones de botellas de prosecco que se generan en Italia y que se aprecian a nivel mundial.
María Salas Oraá - EFE
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