lunes, 31 de agosto de 2015

El queso del congreso

Nunca he hecho mucho caso a las afirmaciones de que tal o cual cosa es "la mejor del mundo"; sin embargo, hay un caso en el que, por la identidad de los miembros del jurado y el hecho de que entonces la publicidad estaba en pañales, la decisión de unos cuantos me parece digna de tenerse en cuenta.
Me refiero a la votación, propuesta por ese gigante de la política que fue Charles-Maurice de Talleyrand y realizada en el Congreso de Viena (1814 a 1815), para elegir al rey de los quesos. Ganó, como estaba previsto, el suministrado por el ministro de Exteriores de Luis XVIII: un Brie de Meaux.
Talleyrand es un personaje increíble. Sacerdote, ocupó cargos de responsabilidad en el gobierno de Francia con Luis XVI, durante la revolución, con Napoleón, con Luis XVIII y, en la "monarquía de julio", con Luis Felipe. No tuvo ninguno en la II república, pero seguramente solo porque falleció antes de su proclamación.
Era un intrigante. Y lo de Viena es un ejemplo, menor si se quiere, pero ejemplo. Francia, como derrotada (Napoleón había sido enviado a la isla de Elba), no había sido invitada a una reunión en la que sus vencedores, capitaneados por el austríaco Metternich y el inglés Castlereagh, no preveíanla participación francesa; pero el flamante ministro de la restaurada dinastía borbónica consiguió no solo estar presente, sino manejar el cotarro en su beneficio.
Se le ocurrió organizar una competición entre los quesos de los países participantes, una treintena. Y se hizo llevar a la capital del Imperio Austríaco un Brie de Meaux. Pese al Stilton aportado por Castlereagh, el Brie fue proclamado "roi des fromages et fromage des Rois", rey de los quesos y queso de los reyes.
A mí, la verdad, un buen Brie me parece uno de los mejores quesos que se pueden tomar: me gusta mucho, siempre que esté fresco y mantenga sus cualidades originales, es decir, su corteza con moho blanco y, sobre todo, su pasta blanco-amarillenta cremosa, con su punto de aroma almendrado.
El Brie de Meaux se produce en la región de La Brie, situada entre París y Champagne, y en la localidad que le da "apellido": Meaux. Se elabora Brie en muchos lugares, porque no tuvo AOC (Appellation d'Origine Controlée) hasta los años 80 del siglo pasado; hoy está protegido en toda Europa.
Se elabora con leche cruda de vaca, se presenta en discos de dos o tres centímetros de grosor y entre veinte y treinta de diámetro y puede ser "laitier" (hecho con leche de varios granjeros) o "fermier", si toda la leche procede de la misma granja.
Ya he dicho que me gusta mucho; nada nuevo, porque también le gustaba a Carlomagno, a Enrique IV, a Carlos de Orleans y hasta a Rabelais, que lo incluye en su 'Gargantúa'. Me gusta a la española, de aperitivo, y a la francesa, antes del postre propiamente dicho, del que no es raro que prescinda si tengo delante una buena cuña de Brie, un buen pan y el vino adecuado.
¿Qué vino? Graves autores recomiendan los grandes tintos de Francia. Modestamente, no lo veo: la tanicidad de los tintos perjudica, en mi opinión, el sabor puro del queso. Un blanco, entonces; buscaría un buen chardonnay. O, directamente y aprovechando la vecindad geográfica, un buen champaña,que me parece la mejor elección.
Un queso, desde luego, con mucha e ilustre historia dentro, desde la corte de Aquisgrán (Aachen para los alemanes, Aix-la-Chapelle para los franceses) a los palacios vieneses del imperio. No sé a ustedes, pero a mí una cosa con historia, con historia importante, siempre acaba sabiéndome mejor. Prueben, y trasládense mentalmente a la vieja Europa de antes de Waterloo.

Caius Apicius - EFE.

viernes, 21 de agosto de 2015

La mejor coctelería porteña celebra el festival Buenos Aires Cóctel

En Argentina, esta semana no es necesario ser James Bond para disfrutar de un martini perfecto: los tragos más exclusivos se consiguen en casi 45 bares a precios accesibles en el Buenos Aires Cóctel, un festival pensado para celebrar lo mejor de la coctelería local.
Profesionales y aficionados del mundo de la coctelería caen a los pies del ingenio de los principales "bartenders" de Buenos Aires, que conquistan con propuestas que van desde una cascada helada por la que caen las gotas del vodka a los tragos preparados con miel o servidos en una pequeña botella.
"Buenos Aires Cóctel nace porque la coctelería porteña en los últimos 10 años viene en un 'in crescendo' continuo", dijo a EFE Rodolfo Reich, uno de los organizadores del evento.
La apertura de nuevos bares y una generación de "'bartenders' muy jóvenes" son, para Reich, una de las principales características de la actualidad del sector en la capital argentina.
"Teníamos ganas de que ese auge se expanda, crezca y vaya más allá de ese nicho de la gente que solía ir a los bares", aseguró.
Para Reich, "Buenos Aires merece tener su fiesta coctelera" a la par de ciudades como Nueva York, Moscú, San Francisco y París, con los bares como el principal escenario.
En ellos, las ideas de los profesionales mezclan vinagre de frambuesa con licor y canela para una propuesta romántica, mientras que en otros tragos el gin se encuentra con la esencia de romero y la piel del pomelo.
La coctelería porteña no descuida un detalle esta semana: decora con peras, endulza con mermelada de rosa y propone los perfectos maridajes de la mano de "bruschettas" o pinchos de langostinos.
"Hoy Buenos Aires, en la región latinoamericana, es sin duda la capital coctelera. Se hacen cócteles de hace 100 años. Hay grandes 'bartenders' y hay una historia muy pujante y muy rica", remarcó Reich.
Lo más interesante para él es la "identidad" presente en las propuestas de cada "bartender", en el paladar "propio" de la región y la lógica del ambiente del bar presente en Buenos Aires.
Precisamente, la identidad argentina se hará presente en eventos como "Chori & Tonic", en el que un restaurante y un reconocido "bartender" local se unirán mañana para que los asistentes puedan disfrutar de un rico chorizo y un gin-tonic "a un precio especial".
Pero el evento propone más que tragos sofisticados a precios accesibles y se convierte en una puerta de entrada al conocimiento del mundo coctelero.
La agenda planeada para esta semana incluye una jornada para los "protagonistas de la industria", clases maestras de coctelería, competencias, talleres y circuitos que llevan a los interesados por bares emblemáticos de la cultura del cóctel en Buenos Aires.
Uno de los recorridos propuestos fue "La ruta del martini", con la "bartender" Mona Gallasi como guía a través de tres bares con estéticas e improntas distintas: "Singapur", con un estilo glamuroso, "Florería", con una impronta rústica, y "Pony Line", del hotel Four Seasons en Buenos Aires.
"Muchas veces el cóctel martini está muy relacionado con lo sofisticado o con la gente mayor de 40 y de esta forma llegamos a diferentes públicos, edades y ámbitos", explicó Gallesi a EFE.
Para ella, esta semana "lleva a la coctelería a una cuestión más turística y cultural" porque es "algo cultural que invade".
"Cada vez hay más 'bartenders', más impronta, más creatividad en Buenos Aires. Estamos a la par de cualquier otra capital del mundo", aseguró.
Es esa misma creatividad la que buscará aprovechar, en este evento, hasta el uso de las redes sociales y de la tecnología para mostrar cómo vive Buenos Aires su fiesta de la coctelería.
Con esa idea, un taller en un bar propondrá "recorrer el universo actual de los que se acercan a la barra con un 'smartphone' en mano" para "disfrutar de un rico trago pero también para compartirlo en las redes sociales".

EFE

martes, 18 de agosto de 2015

Las mujeres, la revolución y el mar, las tres pasiones de Korda

Las mujeres, la revolución y el mar fueron las tres pasiones del fotógrafo cubano Alberto Díaz Gutiérrez, Korda, que protagoniza una muestra que puede verse en el Centro Cultural Borges, de Buenos Aires, hasta el 13 de septiembre.
La hija de Korda, Diana Díaz López, afirmó a EFE que, a diferencia de la creencia popular, es el mar y no el ron el tercer amor del fotógrafo, que dejó postales icónicas de la revolución comunista en Cuba.
"Esta muestra tiene un doble valor para el Centro Cultural Borges: por un lado, es histórica y, en parte, educativa, y por el otro, se enmarca en un contexto en el que Cuba está restableciendo sus relaciones con Estados Unidos y posiblemente se abra al mundo", dijo a EFE Virginia Fabri, una de los comisarios de la exhibición.
Korda, fallecido en París en 2001, fue el autor de unas de las fotos más reproducidas de la historia, el retrato del líder revolucionario Ernesto "Che" Guevara con boina y semblante serio.
La imagen del Che fue capturada en 1960 en un entierro de las víctimas de la explosión de La Coubre, un buque de origen francés que transportaba armas y municiones y que fue saboteado cuando llegaba al puerto de La Habana.
Por la foto "Guerrillero histórico", su autor nunca obtuvo dinero ni tampoco lo reclamó: el italiano Giangiacomo Feltrinelli la hizo conocida mundialmente tras un viaje a Cuba en busca de noticias sobre uno de los ideólogos de la revolución cubana.
"Contrariamente a lo que se cree, mi papá se sintió agradecido con Feltrinelli, porque finalmente fue él quien dio a conocer la imagen que representaría para muchos, guste o no, el cambio", según la hija de Korda, comisaria de la muestra.
Entre las 110 fotografías de la muestra se incluye una serie protagonizada por mujeres que parecen salidas de revistas de moda y un álbum de viajes de exploración marítima junto a Fidel Castro.
La mayor parte de la exhibición está dedicada a las instantáneas que tomó durante la revolución, entre las que se ven al Che jugando al golf y a Fidel esquiando en Rusia o cazando con el ex presidente soviético Nikita Kruschev, por ejemplo.
Díaz López narró a EFE la historia de la foto que ella considera la más importante de la exposición, por ser la preferida de Korda y la que definió su vocación: "La niña de la muñeca de palo".
"Mi papá conoció a la niña, Paulita, en 1959 y tomó ese retrato, que le hizo repensar su trabajo para dedicarlo a la revolución. Muchos años después, Paulita lo invitó a su boda y reprodujeron la imagen: ella abrazada a un tronco, pero vestida de novia", explicó.
La exhibición también incluye obras inéditas: instantáneas de una fiesta bembé, organizada por la comunidad afrocubana, y unas fotos de un viaje a China en el que acompañó a Castro.
Estas dos colecciones fueron recuperadas recientemente por su hija tras pertenecer durante décadas a particulares.
"Mi padre tenía la costumbre de regalar las fotos que tomaba, y últimamente fuimos contactados por personas de la isla que querían venderlas por su situación económica", explicó Díaz López.
Korda imprimió una determinada estética a la revolución cubana, al "transmitir la belleza de las modelos, que fotografiaba en sus inicios, a los rebeldes bajados de la sierra", detalló su hija.
Virginia Fabri enfatizó en la "visión y composición más sofisticada" de Alberto Díaz frente a otros fotógrafos documentales, por haber comenzado su carrera en lo comercial y publicitario.
En la muestra destaca una frase de "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry: "Lo esencial es invisible a los ojos".
Es lo que, según su hija, decía Korda a sus alumnos cuando le pedían consejos sobre cuestiones técnicas y de estilo.

Sofía Terrile - EFE.

domingo, 9 de agosto de 2015

Choripán, mate y Malbec en menú argentino de los mejores cocineros del mundo

Los hermanos Roca, anfitriones de El Celler de Can Roca, considerado el mejor restaurante del mundo, se rindieron ante el popular choripán, el mate, el Malbec y hasta se atrevieron con un "golazo" de postre, al mejor estilo Messi, en la elaboración de su menú argentino durante su visita a Buenos Aires.
Los Roca -Joan, el chef; Josep, el sommelier, y Jordi, el pastelero- recalaron en la capital argentina en el marco de una gira internacional para llevar al mundo el secreto de la mejor cocina española.
Para atender a los cien comensales por noche que recibieron los Roca durante esta semana en un conocido restaurante de Buenos Aires, los hermanos Roca se preparan con horas de antelación.
Arropados por un equipo de 80 personas, entre cocineros, sommeliers y camareros -la mitad del equipo procedente de El Celler-, los Roca se implican en cada detalle de la elaboración en la cocina.
Nada queda a la improvisación. Todo está medido al milímetro y organizado para evitar sorpresas y rendir homenaje a la gastronomía argentina con una mezcla de innovación y tradición.
"La cocina argentina es increíblemente compleja, parecía muy simple antes de llegar pero luego te das cuenta de que es compleja porque tiene influencia de muchas cocinas", explica a EFE Joan Roca.
En los quince pasos de la carta, las estrellas de la mesa argentina, desde el choripán -el típico bocadillo de chorizo a la parrilla, que en manos de los Roca queda como un delicioso canapé-, hasta el mate, tomado con cuentagotas y regado con Malbec.
La pizza de fainá (masa de garbanzos), las empanadas -de humita y carne-, los alfajores y el taco de asado, completan la oferta de entradas.
En los platos fuertes: cordero, merluza negra, cochinillo, locro y langostinos del sur.
Productos tradicionales con aderezos poco corrientes: cinco pimientas, cedrón, azafrán, naranja amarga, jazmín, rosa marchita, polvo de chorizo picante, ceniza de cebolla de verdeo y hasta una emulsión de queso de oveja con esencia de lana.
Todo regado con los mejores vinos argentinos: Malbec, la más conocida de las uvas locales, torrontés, bonarda... para cerrar con un aguardiente de pera patagónico de 40 grados, más que suficiente para combatir el frío del invierno austral.
La propuesta constituye un extenso recorrido gastronómico por la geografía argentina, desde el cordero de la norteña Salta a la merluza de las heladas aguas de Tierra de Fuego, y por las más importantes bodegas del país, de Mendoza a la Patagonia.
El menú se cierra con otro homenaje a la cultura argentina: el fútbol. Un "golazo" de Messi de la mano de Jordi Roca elaborado con el protagonista indiscutible de los postres argentinos, el dulce de leche, y presentado en un balón con césped artificial traído desde El Celler.
Durante una semana, los hermanos Roca sirvieron este menú a quinientos comensales en el marco de su "Cooking Tour 2015", una iniciativa de la entidad bancaria española BBVA que les permite mostrar al mundo las claves de su éxito.
Una experiencia, explican a EFE, que los ayuda a "internacionalizarse" y enriquecer la cocina de El Celler, sin perder de vista que el éxito es "relativo" y que no dejarán que les "vuelva locos".
Arropados por su equipo, los Roca seguirán a partir de la próxima semana su gira en Estados Unidos, en las ciudades de Miami, Birmingham y Houston, antes de saltar a Estambul (Turquía).
En conjunto, cinco semanas en las que El Celler se mantendrá cerrado. A su regreso, no habrá descanso porque el restaurante de Girona tiene reservadas sus mesas durante los próximos once meses.

Mar Marín - EFE.

lunes, 3 de agosto de 2015

Los hermanos Roca "relativizan" el éxito y no se "vuelven locos"

Fundadores del Celler de Can Roca, reconocido como el mejor restaurante del mundo, los hermanos Roca trabajan para seguir a la cabeza de la gastronomía internacional, pero relativizan el éxito y la popularidad y aseguran que no se van a "volver locos", en una entrevista con la agencia EFE en Buenos Aires.
Una combinación de innovación en la cocina y de respeto por la tradición es la clave del éxito de estos tres hermanos -Joan, Josep y Jordi- que fundaron el Celler hace 30 años en la localidad catalana de Gerona y que cuentan ya con un equipo de 70 personas.
Sin descuidar el negocio familiar, se "internacionalizan" con giras como la que los llevó a Buenos Aires con el patrocinio del BBVA, que les permitirá presentar una adaptación de platos escogidos con elementos básicos de la cocina local.
El objetivo "rendir tributo a los países que nos acogen, cocinando sus productos e interpretando su cocina", explicó Josep.
En el menú, protagonistas de la mesa argentina como el popular "choripán", el mate y el "chimichurri", junto al cordero, la merluza negra y los alfajores.
Tampoco puede faltar el helado, uno de los elementos básicos de la "fantasía" que utiliza Jordi en la elaboración de sus postres.
Una propuesta que constituye, dicen, una prueba más de que la gastronomía es una expresión cultural que contribuye a relacionar a los pueblos.
Pese a que el suyo es un sector donde la competencia es muy dura, los Roca aseguran que su mayor presión "viene del comensal que llega de lejos" y "es a quien nos debemos".
"Todo lo demás es relativo. Tenemos la suerte de compartir la presión, de seguir viviendo en el mismo lugar donde nacimos, un barrio obrero de Gerona y que cada día vamos a comer al restaurante de nuestros padres, que es nuestro origen", explicó Joan.
"Eso nos hace relativizar mucho nuestro éxito y tomar distancia de la presión y de la competitividad, que va con nosotros, porque nos gusta hacer las cosas bien, pero no nos vamos a volver locos por la presencia internacional", continuó.
El Celler no se resintió por la crisis que sacudió a España durante los últimos años. Sus 50 plazas están reservadas con once meses de antelación, un fenómeno difícil de repetir.
La cocina, apuntó Joan, "puede ayudar a salir de la crisis, es una herramienta de promoción y de activación económica de diferentes sectores".
Volcados en la cocina, los hermanos Roca no entran en el debate político sobre el proceso que vive Cataluña.
"Somos cocineros. Cocinamos. Nos gusta cocinar y nos gusta que la cocina sea ese lenguaje universal. Siempre decimos que el éxito de Can Roca beneficia a Cataluña y a España y no queremos entrar en este tipo de polémicas", zanjó Joan.
Los Roca son un ejemplo del éxito de un negocio familiar, en el que cada uno de los hermanos tiene una tarea estratégica y se reparten también la gestión.
En su cocina, no puede faltar un buen vino porque "la gastronomía sin vino sería solo cocina", aseguró Josep, convencido de que los vinos españoles están "en el mejor momento de su historia".
Tampoco una buena dosis de azúcar, la que necesita Jordi para sus postres, un plato básico en una buena mesa.
Pero, sobre todo, subrayó Joan, disfrutan la complicidad de compartir su pasión entre hermanos.
En Buenos Aires fueron sido recibidos con el tradicional asado, una invitación que les permitió compartir y "sentirse como en casa".
Su deseo, marcar un "golazo" en la capital argentina: "Imaginen una final Brasil-Argentina y que Messi marca el gol definitivo. Ese es el gol que vamos a probar, un gol soñado, lleno de fantasía, un golazo que intentaremos que, además, este bueno", resumió Jordi.
Pese a que disfrutan de cada plato y de la cocina de cada país, cada uno tiene sus preferencias: gambas de Palamós para Josep, jamón serrano con pan "tumaca" para Jordi y trufas o un buen pescado para Joan. El sabor de su tierra.

Mar Marín - EFE.

domingo, 2 de agosto de 2015

Corintia: pasas y vino, arqueología y playa

¿Quién no ha oído hablar alguna vez de las pasas de Corinto, su intenso sabor y su tinte azabache? O del vino de Nemea, uno de los mejores tintos griegos. Los dos tienen en común su procedencia: el distrito de Corintia, conocido por el famoso canal que separa la Grecia continental del Peloponeso.
La pasa de Corinto es una uva pequeña y dulce, cultivada solo en Grecia, en varios distritos de Peloponeso y en la isla Zante, en el mar Jónico.
Desde la creación del Estado griego en 1828 y a lo largo del siglo XIX, la pasa de Corinto fue el principal producto de exportación griego y sigue siendo un éxito de ventas al exterior, explica a EFE Angelikí Yeobré, directora de una empresa de elaboración de pasas fundada por su padre hace cinco décadas en los alrededores de Nemea.
El 95% de la producción es exportada y el destino principal es el Reino Unido, "donde la ponen en el pudin", aunque también se vende a otros países de Europa occidental, cuenta Yeobré.
Poca gente fuera de Grecia conoce la múltiple variedad de vinos que hay en este país. Esto se debe fundamentalmente a que las superficies para los viñedos son pequeñas, y la producción es limitada en comparación con otros países europeos.
Detrás de la denominación de origen Nemea se esconde uno de los mejores vinos tintos del país, producido a partir de la variedad local Ayioryítiko en una superficie de 2.500 hectáreas y una altitud que oscila entre los 200 y los 850 metros de altitud.
Solo o mezclado con variedades de vides francesas introducidas en la región en las últimas décadas, el Ayioryítiko da vinos tintos suaves y ricos en aromas.
"El primer viticultor y vinicultor de nuestra familia fue mi bisabuelo", dice a EFE Thanasis Papaioannou, de 89 años, cuyo hijo Yorgos dirige la empresa familiar en quinta generación.
La degustación de vinos en su bodega es una experiencia única, pues se acompaña de historias sobre el vino, las vides y las viñas y Papaioannou es un narrador insaciable.
"El vino de buena calidad empieza a partir de una viña bien cultivada. Cada vid tiene su propia personalidad, hay que respetarla", explica Papaioannou.
Papaioannou, que produce solo vinos orgánicos, explica que "las viñas de Nemea son extremadamente rentables, gracias al clima local, que permite obtener vinos de calidad a precios relativamente moderados".
Además de estas delicias para el paladar, Corinto es famoso por su canal, construido entre 1882 y 1893, que permitía a los barcos acceder al puerto del Pireo evitando tener que rodear toda el Peloponeso y las tormentas temibles de cabo de Maleas, al sur de esta península.
Este estrecho, de escasos 25 metros de ancho, deja un recuerdo imborrable. El canal parece haber sido cortado milimétricamente en la roca, logrando una obertura perfecta por donde solo pueden navegar barcos de pequeño tamaño.
A los amantes de las rutas arqueológicas el distrito de Corintia ofrece además la posibilidad de visitar diversos sitios en un radio relativamente pequeño.
Corinto fue una de las ciudades más importantes de la antigüedad griega, hasta que fue destruida en el año 146 antes de Cristo por el ejército romano, para ser reconstruida por Julio Cesar un siglo después y conocer otro periodo de prosperidad, hasta la edad media.
Cerca de Corinto hay varios sitios arqueológicos que merecen una visita, entre ellos el castillo de Acrocorinto y los sitios arqueológicos de Istmia, Ireon y Nemea; en este último hay uno de los estadios antiguos mejor conservados.
A la otra orilla del golfo de Corinto está Lutraki, una pequeña ciudad que alberga el primer balneario que se construyó en Grecia, a mediados del siglo XIX, a los pies de la sierra de Gerania.
En la década de los sesenta del siglo XX las hidroterapias dejaron de estar de moda, lo que trajo consigo un deterioro de la estética de la ciudad; en el lugar de los viejos hoteles de balneario, se erigieron enormes torres de viviendas y apartamentos veraniegos. Todas estas secuelas siguen estando allí, pese a que en los últimos años ha revivido la cultura del spa.
En 2008 reabrió en Lutraki un centro municipal de hidroterapias, que sumado a las tres playas locales que cada año son galardonadas con banderas azules, dan una nueva perspectiva turística a esta zona, situada a tan solo una hora de Atenas.
"Nuestro objetivo es ofrecer varias opciones a los turistas con la combinación de termalismo, de nuestras playas y de posibilidades de senderismo", explica el alcalde de la ciudad, Yorgos Gkionis.
Además está la sierra de Gerania, incluida en la red de áreas de conservación de biodiversidad Natura 2000, con más de 950 especies vegetales y una rica fauna. Tres itinerarios montañosos de entre siete y dieciséis kilómetros esperan aquí a lo senderistas.

Yannis Chryssoverghis - EFE.